Tiempo de contradicciones: Ampliar el horario comercial de domingo en El Cóndor es una mala señal

*Opinión Editorial.- Las medidas que rigen en Viedma desde el 26 de octubre y hasta el 8 de noviembre, en el marco de la inclusión de esta ciudad en el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, no fueron tomadas por un simple capricho. Responden a un pedido realizado por el intendente municipal ante un aumento sostenido de casos.
A pesar de ello, las medidas adoptadas fueron bastante livianas, casi imperceptibles. La única modificación que altera un poco la vida diaria es la prohibición de circular entre las 23 y las 7 hs. Nada que pueda provocar un cambio rotundo de situación.
En líneas generales, en Viedma se apela a la responsabilidad individual. Una responsabilidad que, está probado, muchos no tienen. Es cierto que es un grupo reducido el que se niega a cumplir con las disposiciones de prevención vigentes, pero, en estos largos meses de pandemia, aprendimos que un solo irresponsable puede causar muchísimo daño.
Uno de los argumentos más utilizados por quienes se oponen a las medidas restrictivas es “que cada uno se cuide solo, ya todos saben lo que tienen que hacer”. El egoísmo en toda su dimensión. Porque no estamos ante un problema individual. El que se contagia puede a su vez contagiar, y si es una persona sana y joven quizá no tenga mayores inconvenientes pero puede provocar la muerte de otra que compone los grupos de riesgo.
Por esto es fundamental el rol del Estado. No se puede dejar todo librado a la buena voluntad de las personas. Y mucho menos generar las condiciones ideales para que la circulación se produzca, en clara contradicción con la Resolución que establece las restricciones para Viedma: “Se autoriza de forma excepcional la circulación de los ciudadanos en el marco de las habilitaciones aquí dispuestas, debiendo limitarse a los traslados mínimos e indispensables…”. Esa es la letra de lo que está vigente.
Mientras la Resolución dice que la circulación debe “limitarse a los traslados mínimos e indispensables”, se amplió el horario comercial en el balneario El Cóndor este domingo. “…El cierre debía producirse a las 15, pero entendimos que eso implicaba mayor aglomeración de clientes dentro de la superficie de los locales comerciales o largas colas en la calle, por lo que creímos prudente ampliar el horario, en virtud de la cantidad de visitantes a la villa marítima en los fines de semana”, habría manifestado el jefe de Gabinete municipal, Marcos Castro, según el área de prensa del Municipio. “La provincia dictará el acto administrativo en las próximas horas, pero ya hemos sido informados de la respuesta favorable a la excepción solicitada”, habría agregado Juan Gorosito, coordinador de las acciones de prevención en ASPO.
Toda una invitación a mejorar las condiciones para hacer más placentera la estadía de quienes, en muchos casos, van los fines de semana a compartir encuentros sociales, en el medio de una emergencia sanitaria que Viedma está lejos de tener bajo control. Al menos que se considere que los que se van a la Villa Balnearia lo hacen dentro de lo que la Resolución del Ministerio de Salud establece como “traslados mínimos e indispensables”.
No se entiende la idea. ¿Cuál es el sentido de no sostener lo dispuesto hace solo una semana cuando los casos diarios en Viedma siguen siendo altos?. En esta situación los gestos y las señales importan. Mientras se denuncia la aglomeración de gente en El Cóndor, contra toda intención de limitar la circulación, se tramita una excepción que potencia esa contradicción.
Para muestra del despropósito basta decir que en la vecina localidad de General Conesa, con solo 6 casos activos este domingo (Viedma tiene 600), todavía rigen restricciones que impiden que las personas puedan permanecer en los espacios públicos. Es decir, se puede circular pero no sentarse a tomar mate. Algo que sí ocurre en la capital provincial.
Y ya que estamos, también es bueno saber que tanto esa localidad, como la de San Antonio, que estuvieron muy comprometidas en su situación sanitaria, bajaron drásticamente sus casos por la imposición de fuertes restricciones de 2 semanas (cordón sanitario), porque se entendió que el llamado a la responsabilidad no iba a funcionar.
En Viedma prácticamente no hay restricciones. Entonces, las pocas que se establecieron se deberían sostener contra viento y marea. De eso depende que las personas que cumplen con todas las medidas preventivas no sientan que todo el esfuerzo que realizan es en vano. Al menos que creamos que haber llegado este domingo a ser la segunda ciudad con más casos activos de la provincia no sea un motivo de preocupación.
*Diario Viedma.-
